1. |
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La Señorita Amanda llegó a su chalet. Nunca bebe tanto, nunca piensa en los hombres caídos, cuál petimetres, en un reservado hotel con caché.
En sus cascos escucha Rain Parade, a medio camino entre Barret y Byrds. Apura la curva, huellas de frenada. El castillo resurge cuando me ves. ¿Cuánto amaste Alburquerque?
En la plaza del pueblo, los niños gusanos. Amanda descorcha cometas de Urano. Maquetas horneadas a fuego alto y estalla en el aire un pop irredento. ¿Cuánto amaste Alburquerque?
Cae el sol en la ladera del castillo, recuerdos a flor de piel, a voz en grito. Cantando saetas siempre hacia arriba. Sillín salvó su vida de una muerte violeta. ¿Cuánto amaste Alburquerque?
Durante tres días aquí nadie duerme encauzando la noche por la tangente. Tiraste los gorros a la piscina y no volveré a verte hasta el año que viene. ¿Cuánto amaste Alburquerque?
Dime... ¿Cuánto amaste Alburquerque?
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2. |
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Ella me creía tanto como...
Ella me mordía tanto como...
Ella me dolía tanto como el viento.
Vino de un colegio distinguido.
Castillos en el aire difundidos
por una vereda oculta entre los pinos.
La primera vez que vi su rostro
se activaron manivelas en escorzo.
Fue la última vez que vi ese hilo rojo...
Nunca fui capaz de ser un hombre
de esos que triunfan en la feria;
Terreno vedado para el ganado.
Miraba al cielo y tú no estabas.
Miraba al infierno por si llegabas
después de veinticinco años de nada.
Vagamos sin órbita terrestre.
Perdidos, sin rumbo y sin suerte,
oímos esta noche interferencias.
Interferencias, interferencias, interferencias electromagnéticas.
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3. |
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Salió de su apartamiento pensando en ella.
Seguía dentro de aquella carabela.
Apenas recordaba ya la risa de los ciervos,
la araña teje sin parar, rasgando el entrecielo.
Y lo de Dylan, no. No tiene nombre...
Y lo de Dylan, no. No, no lo tiene.
Los grandes almacenes cómo duelen,
con la onda de los vértigos crepusculares.
Tras su espalda irrumpió con el hijo.
Y cómo puede ser real este espejismo
si esa mañana hizo mermelada con sus mechas...
que no tienen nombre...
Y lo de Dylan, no. No, no lo tiene.
Y lo de Dylan, no. No tiene nombre.
Y lo de Dylan, no. No tiene nombre.
Y la mente vencerá a esos cuerpos y el amor al miedo.
Y lo de Dylan no. No tiene nombre.
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4. |
Fonsagrada
02:33
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Era el tiempo de las zarzamoras,
íbamos por moras a la montaña.
Me ponías muchas en la lengua...
salvajes esporas moradas.
No pienso salir de este rosa,
riachuelo de la risa rumorosa,
espuma de un Dios verdadero
robando milagros y desvelos.
Era el tiempo de las zarzamoras,
íbamos por moras a tu aldea.
Me ponías muchas en la lengua...
silvestres esporas fonsagradas.
Era el tiempo de las zarzamoras...
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5. |
Las últimas crisálidas
03:42
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¿Cuánto tiempo llevamos diciéndonos esto?
¿Cuánto callamos y cuánto murmuramos?
El sol latiendo preso al trasluz de tu pelo.
Alegre niña, lonja de estrellas en ruinas.
Vienes desnuda rompiendo las olas a oscuras.
Y crece, crece, crece, invisible lujuria, donde las crisálidas.
Locos, locos, lobos, lobos amantes. Érase una vez la herida...
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6. |
El Sanedrín
07:31
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Ya son muchas canciones las que te vuelven loco.
Yo lo único que quiero es no hacerte daño.
Tienes un plan 9 para un nuevo vídeo.
Te has expresado mal si aprietas el gatillo.
Ya se asoma el verano y del Sanedrín me salgo.
Hay que dejar hacer al generoso mago.
Prefieres un cuarteto, claro solo con auris,
que empiece sin ropajes, yo nunca me entendí...
Cállate la boca, no lo agobies tanto,
haremos otra versión para esa puta radio.
Solo leo cómics, ya no escribo relatos.
El mundo se ha parado pero ya no nos bajamos.
Nosotros los Zelotes, nunca nos casamos
con nadie porque somos abogados del diablo.
Todo esto sin portadas no tendría sentido,
maridaje perfecto, el espumoso sino.
En la ruta suicida me pude haber salido.
Os hubierais forrado de terciopelo conmigo.
Creo que no soy corrupto hombres de poca fé
si robo un poquito apenas lo notaréis.
Ya basta de canciones, me están volviendo loco.
Lo único que quiero es quemarlo todo.
Ya basta de canciones, me están volviendo loco.
Lo único que quiero es quemar...
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